Almuñécar se va hundiendo poco a poco… Es el comentario que está en la calle. Cada vez se cierran más negocios; las expectativas de los jóvenes (y no tan jóvenes) por encontrar un trabajo digno, languidecen; la única salida para muchos es hacer las maletas y buscar fuera el proyecto de vida que aquí se les escamotea.

El escepticismo creciente ante un cambio de rumbo en la política municipal, ha dado paso a la frustración y la resignación de amplios sectores de la población. Hasta los agricultores más combativos parecen conformarse con los anuncios electorales de la “inminente” llegada del agua de Rules, aunque saben que no hay consignación en los presupuestos de las distintas administraciones. Sólo los incondicionales comparten el optimismo de las notas de prensa del gobierno de Trinidad Herrera. Se aferran a las generalizadas perspectivas positivas del turismo, como logro de su gestión. Los datos, sin embargo, no se corresponden con ese triunfalismo.

A pesar de la persistente sangría que supone la emigración y el retorno a su país de muchos extranjeros, unido a la falta de confianza para encontrar en el Servicio Andaluz de Empleo un trabajo, los datos de mayo, que aunque son buenos, siguen constatando que hay 3.572 vecinos demandando empleo. Con una tasa de paro, la más alta de la Costa, que viene oscilando entre el 25 y el 30%, superando el 50% el desempleo juvenil. Y con unos contratos que siguen evidenciando una temporalidad brutal: sólo el 2,6% son indefinidos, con cuatro de cada cinco originados en el sector servicios. Persistimos en la falta de diversificación económica, lo que sigue retardando nuestra salida de la crisis.

Pero quisiera poner de relieve dos cuestiones fundamentales. Se está deshaciendo el tejido empresarial, sobre todo autónomos y pequeños empresarios, base de nuestra economía. El reciente Anuario de La Caixa arroja unos datos más que preocupantes. Almuñécar ha perdido el 32,2% de actividades comerciales minoristas en cinco años. Es muy complicado rehacer ese tejido productivo. Y si a ello añadimos la huida de los inversores foráneos, que están dejando en el arroyo proyectos emblemáticos como los hoteles de calidad o los campos de golf, más la ausencia total de inversiones de otras administraciones en infraestructuras (especialmente las canalizaciones de riego del sistema Béznar-Rules, por no hablar del corredor mediterráneo), el panorama es sombrío.

Unos inversores que huyen ante la arbitrariedad y la falta de confianza que genera el gobierno de la Sra. Herrera. Tampoco ayuda la endogamia burocrática de la Junta. La seguridad jurídica es un factor decisivo en el desarrollo económico y los inversores piden unas instituciones sólidas, con unos interlocutores solventes. La trascendencia del marco institucional para la consecución de un dinamismo económico es evidente. Y a pesar de ello, los cinco años de gobierno Herrera no han servido para hacer avanzar el nuevo PGOU. Los capitales de inversión demandan agilidad en la tramitación burocrática y seguridad jurídica para instalarse en un destino tan atrayente como es Almuñécar; la confianza es el caldo de cultivo para la creación de empleo.

Todo lo contrario, no hay sostenibilidad en el modelo económico del PP y sus apoyos. El recurso ha sido el contrario al preconizado por Rajoy. Aquí han optado por el “catastrazo”. Una brutal subida del tipo impositivo del IBI y de los valores catastrales, que constataremos ya el próximo mes en los recibos de la contribución, acompañado de una subida generalizada de impuestos y tasas. Y un proyecto de presupuestos, aprobados inicialmente con los votos en contra de toda la oposición, absolutamente restrictivos, carentes por completo de inversiones (propias o de otras administraciones), ni de proyectos generadores de riqueza y empleo.

Almuñécar se encuentra en una encrucijada. Para poder salir de la crisis debe empezar por creer en sí misma y en sus recursos naturales, ponerlos a trabajar y apoyarse en los sectores de nuestra economía con más futuro. El turismo, especialmente el de calidad, el sector servicios y la agricultura son hoy los pilares de nuestro desarrollo. Para ello requerimos inversiones públicas y privadas, y la colaboración de todos para definir ese nuevo proyecto, que aporte esperanza e ilusión para almuñequeros y herradureños. Es imprescindible el diálogo y el consenso. Por el contrario, la falta de colaboración y acuerdo es santo y seña del gobierno Herrera. Insiste una y otra vez en su política de rodillo, rechazando las propuestas que hacemos desde la oposición, amparándose en una mayoría absoluta que no logró en las urnas.

Es hora de trabajar, todos juntos, por el futuro de Almuñécar y su gente. Y para ello es fundamental creer en ese futuro y remar en la misma dirección. Y en esta encrucijada, los andalucistas estaremos con nuestros vecinos, como siempre, intentando ser útiles.