Desde mantener el equilibrio contra los oxidantes, hasta la innovación en tratamientos anticancerígenos, los pigmentos presentes en los alimentos han demostrado ser sustancias que, además de aportarles el color, ofrecen múltiples beneficios para la salud. La nueva Ventana a la Ciencia que se abre en el Parque de las Ciencias, muestra el trabajo de investigación que desarrolla el grupo ‘Color y Calidad de los Alimentos (AGR-225)’ de la Universidad de Sevilla. En ella pueden verse distintas líneas de trabajo que desarrollan en torno a las propiedades que otorgan los pigmentos a los alimentos, principalmente de origen vegetal.
Los carotenoides que confieren el tono naranja a las zanahorias, las antocianinas que dan el rojizo de la col lombarda o la clorofila, responsable del color verde de las acelgas, forman parte del grupo de sustancias químicas conocidas como pigmentos, y que protagonizan la exposición que se puede ver estos días en el museo. En ella los visitantes podrán ver por ejemplo una explicación detallada de cómo se realiza el proceso de extracción de estas sustancias. Comienza con la liofilización, donde se extrae el agua de los alimentos, para después triturarlos y someterlos a distintos procesos donde se van separando los pigmentos para su posterior extracción. Una vez concentrados se someten a mecanismos que le confieren el formato de uso final, bien en polvo o líquido. Entre las principales utilidades de estos están las de colorantes alimentarios, con el valor añadido de ser elementos con destacados beneficios para la salud, como el efecto antiinflamatorio. Pero sobretodo han demostrado una gran eficacia como antioxidantes, manteniendo el equilibrio frente a los radicales libres.
Otro de los elementos fundamentales del estudio de los pigmentos en los alimentos es la “biodisponibilidad”. A través de simulaciones del proceso digestivo, se identifica cómo asimilamos estas sustancias. De esta forma podemos conocer que el consumo de tomate triturado es más eficiente que el del tomate entero, o que a diferencia de la creencia habitual, el zumo de naranja exprimido en casa nos aporta los mismos carotenoides que el que se puede adquirir en el supermercado.
Esta nueva ventana a la ciencia también permite conocer la relación del color con el control de calidad de los alimentos. A medida que se degradan las frutas y las verduras se evidencia un cambio de color debido a la alteración de los pigmentos. A través del análisis de espectrocolorimetría, realizado con instrumental de laboratorio como el que se muestra en la exposición, podemos medir la cantidad y el tipo de pigmentos presentes a lo largo del tiempo. Estos dos parámetros: tipo y cantidad de pigmentos guardan relación directa con la calidad de los alimentos. De ahí que en ocasiones los comercios presenten productos perecederos con iluminación especial que permita ofrecer al consumidor alimentos con el color adecuado dentro de la escala de calidad de los alimentos. Conocer como podemos jugar con la luz para modificar nuestra percepción de los colores y hacer los alimentos más apetecibles es otra de las experiencias que el visitante se encontrará en este espacio.
También habrá ocasión de descubrir uno de los avances más punteros que este grupo desarrolla en el ámbito del vino, donde han patentado un sistema para mejorar su calidad y sus características organolépticas y es que aumentando en el mosto antes de la fermentación y en frío la concentración de pigmentos fenólicos se logra mejorar la calidad final.
El vicerrector de Extensión Universitaria, Víctor Medina, junto al director científico de la Ventana Francisco Heredia; acompañados por el director del Parque de las Ciencias, Ernesto Páramo, han sido los encargados de presentar esta mañana la nueva Ventana a la Ciencia.
El programa “Ventana a la Ciencia” es una iniciativa de la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, en colaboración con las universidades andaluzas para acercar la ciencia a la sociedad mostrando algunas de las líneas de I+D que se desarrollan en Andalucía.